La escapada arrancó el sábado muy temprano, algunos pasamos la noche del viernes en Cieneguilla para que el camino no se haga tan largo. Nos dirigimos hacia Huarochirí, pasando el pintoresco pueblo de Antioquía, hasta llegar a un camino de trocha y cerros altos donde la adrenalina empezaba a aumentar y los paisajes se hacían más espectaculares.
Eugenio trajo a Lima el concepto de “Glamping”, un estilo de campamento en el que se sigue en contacto con la naturaleza, pero se tienen algunos “lujos” que no tiene el camping tradicional: cada domo es lo suficientemente espacioso, cuenta con camas, piso de madera y unas pequeñas ventanas para no perder la vista en los momentos de descanso; además, corriente eléctrica (por la noche), baños con agua temperada y una cocina comedor donde el grupo se reúne a probar la rica comida casera preparada por nuestro cheff/anfitrión/guía/compañero.
Directo a la aventura
Luego del almuerzo nos tomamos unos minutos de descanso y procedimos a hacer Canopy: arrojarse con una polea a través de un cable entre cerro y cerro, una actividad divertida y segura que recomendamos altamente probar.
Acabado el canopy nos dirigimos a ver el sunset caer tras los espectaculares cerros que rodean la zona, mirando alrededor uno siente se siente desconectado y tranquilo; ¿Preocupaciones? imposible recordarlas en este lugar.
Al caer la noche Eugenio nos invita una buenísima cena con vino, en este momento la temperatura baja y mientras abrimos los vinos extras que llevamos (recomendado) prende una fogata en la que nos sentamos a conversar y admirar una de las noches estrelladas más espectaculares que muchos hayamos visto, con suerte y se les cruzará una que otra estrella fugaz.
Pensé ver un Ovni, era un avión |
Vista del pueblo vecino de Langas |
Vista de la vía láctea, justo encima de los domos |
En el segundo y último día en Pariacaca Camp, arrancamos camino abajo hacia el río, un trekking de aproximadamente tres horas en total, de bajada fuimos entusiasmados por llegar a la catarata donde definitivamente nos refrescamos, las aguas totalmente heladas eran lo que necesitábamos para recargar energías y tomar el camino de subida y regresar a los domos.
no miento cuando diga HE-LA-DA |
Antes de partir nos dimos un chapuzón en la piscinita que Eugenio tiene habilitada, la cual también puede estar temperada de acuerdo a la disponibilidad del agua.
VIVELO
El costo por persona fue de 170 soles que incluyó una noche en los domos, comidas y las actividades comentadas.Para tomar el paquete nos pidieron juntar un grupo de mínimo seis personas, cosa que no fue nada difícil al contarles lo genial de esta escapada. Te recomendamos reservarlo con tiempo (nosotros lo hicimos con 3 meses de anticipación) ya que al salir sólo los sábados suelen coparse los cupos.
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